martes, 19 de abril de 2011

Aquí

Es solo un martes cualquiera y aquí estoy. Sentado con una música que se lleva mi alma a un baile. Ya no soy nada, no existo, es mi alma que ahora baila lo último que me quedaba, lo que soy o era, o llegué a ser. Y ahora soy el pasado sin futuro, pues no tengo la calma de quien se sabe con alma, mi alma, el alma mía.

Escribo letras de terapia, pues son estas palabras construidas las que me curan de no ser visto ni leído. Porque quiero permanecer y existir.
Porque soy una mariposa en la flor de la vida que me odia sin ser amada. Tengo bonitas alas que regalan colores al mundo, polen a las plantas y poesía a mis entrañas. Son las alas de una mariposa de sueños vírgenes y vida podrida. Poseo los colores de la alegría y las garras del diablo; porque si tengo la esencia del mundo y el amor en mis tonos chillones de felicidad, es también verdad que tengo la sangre en las pezuñas sobre las que me siento. Pues quien me ve como mariposa me ofrece su pecho para que descanse, y yo lo regalo mis palabras de colores vivos, pero de verdades que arrancan con esas malditas pezuñas los corazones de esos pechos que me dan cobijo.

Miro arriba y observo esas estrellas que me ofrecen su luz, para demostrarme que el universo no soy yo, ni los míos, ni mis ojos que a todos los ven. El universo es el gran saco en el que hombres y estrellas, mujeres y dióxido de carbono se dan codazos por existir y ser vistos. No hay vida sino fábula, pues es esto teatro y no paseos un martes por la noche. Pero es en ese universo que damos por bueno y real, donde la luz se apaga, porque la estrella ya no brilla, es la luz de la muerte la que recibo, y son las palabras de vida las que transmito.

"Je suis l'êternitê dêfinie"

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